Vuelo europeo


Mi compañero de asiento es un hombre alto, esbelto y de raza negra. Nada más sentarse a mi lado noto que da respuestas al aire. Miro sus oídos y veo los botones negros que explican sus comentarios en una lengua que no entiendo. Ngo ngo, nafuta. Aparecen palabras sueltas en francés. Yo llevo todo el vuelo anterior devorando La mala esposa de Estela Chocarro y decido seguir. Suben todos los pasajeros y los ngo ngo mentalité i abatu,mm,mm empiezan a molestarme. Los azafatos piden que pongamos el modo avión y ngo ngo iabstu, mmh, mmh.

Los miro, lo miran, no dicen nada.

Sigo leyendo a disgusto hasta que aparece una escena que me intersa degustar y con tanto ngo, mmh, iabiti zung basa kuna ete no puedo. Paro de leer. Imagino que cuando despeguemos pondrá por fin el modo avión, aah nolon akana figueri, zumba, jamais naté.

Un azafato nos dice en tres idiomas que tienen que llevar a bordo a un técnico que precisan en el aeropuerto de destino, que tardarán un poco con los trámites informáticos. El tipo sube y nala nilinga bilia, esalama ntema, nbolingo. Acá sigo esperando leer esta escena 🌶️ y mi compañero de asiento se ríe mientras escribo. Ah, ah, nambetu sinimalae. ¿Acabará pronto este suplicio?

Eh ? Il faut compranda namó. He he he. Moi aussi, kuala oke. Nenga. Matanga bué. Eh ? Mm. Media hora y contando. Gloria ya se habrá aburrido de esperar, el piloto vuelve a pedir disculpas, ntalalá Instagram hehe ealá mona moko. ¡Basta ya! El azafato pasa de nuevo ¡y no le dice nada!, seguimos en tierra, ¿estarán acostumbrados al ngo ngo?

Irónico total, de pronto dice a su interlocutor invisible: patience, de la patience, y yo me río. ¿Qué otra cosa puedo hacer? Eso sí lo entendí y es lo que toca, paciencia, esperar y ya está.

Deja un comentario